MITOS DEL FRUTO PROHIBIDO

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La fruta prohibida (1) Simbolismo.

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La fruta prohibida esta presente desde la primera historia bíblica; el árbol de la vida eterna o el árbol del conocimiento han tentado con sus frutos a los hombres desde que el mundo es mundo. La manzana es la fruta que más se ha prestado para cumplir ese papel. Desde la roja manzana que tentó a Eva y Adán, hasta las manzanas doradas de las Hesperides en hiperborea que conferían la inmortalidad; desde la manzana roja y blanca que probó Blancanieve hasta las frutas que llevaba Caperucita a su abuelita. La búsqueda del conocimiento o de la vida eterna ha sido simbolizados por siempre por una fruta, la manzana.

El árbol de la vida eterna, cuyos frutos eran las manzanas doradas, era custodiado por las Hesperides, (hijas de Hespera, diosa del atardecer) y defendido de intrusos por el dragón Ladon, con sus múltiples cabezas, Heracles (Hercules) en su undécimo trabajo tenía que buscarlas y traerlas al rey Euristeo. De esas manzanas se fabricaba la ambrosía, el néctar de la eterna juventud que confería a los dioses griegos la inmortalidad. Dada la imposibilidad de vencer al dragón, aún con su fuerza sobrehumana, Heracles comprende que no puede contra la bestia y pide ayuda a Titán Atlas, padre de las Hesperides. Atlas acepta pedirle a sus hijas que le entreguen algunas manzanas, pero tiene que abandonar su puesto de sostener el cielo. Heracles acepta reemplazarlo, mientras Atlas va en busca de las manzanas. Cuando Atlas regresa no quiere volver a cargar sobre sus hombros el peso de los cielos (castigo impuesto por Zeus), pero Heracles logra engañarlo y robarle entonces el saco con las manzanas.


Las manzanas doradas intervienen en dos mitos más, en el primero, Tethis, una diosa del mar, celebra nupcias con un mortal (Peleo), ningún dios aceptaba ser su esposo ya que se profetizó que el hijo que engendrara sería más importante que el padre. Iris, una hija de la noche, no fue invitada a la boda y en plena celebración hizo acto de presencia lanzando en medio de la fiesta una manzana dorada. —Para la más bella— dijo. Varias diosas desearon el título, pero al final sólo tres se mantuvieron en la disputa: Hera (reina de los dioses), Atenea (la hija mayor de Zeus) y Afrodita (diosa del amor). Zeus no se atrevió a decidir, la primera era su esposa y las otras dos sus hijas [en versiones iniciales Afrodita es nacida de la sangre derramada por Urano a ser castrado por Cronos y mezclarse con la espuma del mar, en versiones posteriores se la hace hija de Zeus y la ninfa Dione, como una forma de impedir que el amor este por encima incluso del rey de los dioses]. Le tocó a Paris, un príncipe troyano, decidir. Hera le ofreció reinar naciones, Atenea ser el mejor guerrero y Afrodita el amor de la mujer que más quisiera. Paris escogió la tercera oferta, y pidió el amor de Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Afrodita pagó su trato, Paris y Helena huyeron hacía Troya, siendo la causa mítica de la guerra, que terminará con la destrucción de aquel reino. Los sobrevivientes de Troya fundarían, en la región de Lacio, Italia, la ciudad de Roma, que luego conquistaría al mundo. Afrodita se convirtió no sólo en la diosa del amor, sino en la más bella de las diosas, e Iris sería llamada, a partir de ese entonces, diosa de las disputas y el caos. Sólo una cosa no aclaran los mitos, el hijo que tendría Tethis con Peleo sería Aquiles, héroe griego en la guerra de Troya. Si no había nacido cuando se inició la guerra, por culpa de aquella manzana, ¿cómo tendría cerca de treinta años al finalizar una guerra que sólo duro sólo diez años?


Un segundo mito está en la historia de las manzanas doradas involucra a Atalanta, única mujer que acompañó a Jason y los argonautas en la búsqueda del vellocino de oro. Esta joven, criada en los bosques y educada por la propia Artemisa (diosa de la caza) juró que nunca se casaría a menos que hubiera un varón que la venciera en las carreras. Muchos príncipes de muchas tierras los intentaron, sólo Hipómenes lo logró. Mientras corrían, cada vez que la joven lo adelantaba soltaba en el suelo, al frente de Atalanta, una manzana dorada (se las había prestado Heracles o la propia diosa del Amor, Afrodita), y que la joven se detenía a recoger, dándole así a Hipómenes la ventaja para vencer y ganar la carrera.
Las manzanas doradas como símbolo de inmortalidad aparecen en otros mitos distintos a los griegos, por ejemplo: en los mitos nórdicos, los dioses vikingos dependía para ser jóvenes de las manzanas que les suministraba la diosa Idunna (Idunn), diosa de la juventud. Idunna cumple el mismo papel que las Hesperides, es la encargada de suministrar y administrar la dotación de aquellas manzanas del árbol de la vida eterna. Idunna está presente en un sólo mito importante, el de su rapto por parte de Thiazzi, un gigante de Hielo. Descendientes todos estos de Ymer (el frío hielo Ártico). Según el mito, Loki, dios del fuego, había sido capturado por el gigante, quien exigió al dios la entrega de Idunna en intercambio. Loki accede y engaña a la niña vigilante de las manzanas doradas contandole que ha encontrado un árbol en el bosque con frutos prodigiosos. Idunna cae en el engaño y al salir de la fortaleza del Walhalla es raptada por Thiazzi (en forma de águila), y llevada por los aire a su reino en las montañas. Los dioses del norte empiezan a envejecer y al enterarse que Loki los ha traicionado lo obligan a recobrar a Idunna. Este toma prestada la piel de halcón de Freya y viaja a las montañas a rescatar a la joven. Aprovechando la salida del gigante, Loki transforma a Idunna en una nuez y vuela de regreso a Asgard. Thiazzi descubre luego lo ocurrido y en su forma de águila va tras Loki e Idunna. A final los dioses ayudan disparando flechas encendidas al gigante que cae al encenderse sus alas. La muerte de Thiazzi será reclamada luego por su hija, Skadi, quien pedirá una compensación y terminará aceptando a cambio un esposo entre los dioses. La historia repite el poder de la manzana dorada como dadora de vida eterna. En este caso Loki es el fuego de la hoguera, que no recite al fuerte viento polar (Thiazzi) quien lo vence. Son los dioses nórdicos (símbolos del verano y el calor) quienes al final vencen al viento del invierno y logran rescatar la primavera (Idunna). Pero incluso en esas frías tierras, el viento helado de la montaña sigue descendiendo de las frías cumbres (Skadi).


La Fruta prohibida llega hasta nuestros días en las Sagradas Escrituras. «La Biblia» con la transgresión de Adan y Eva en el Paraíso.

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