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El erotismo y el calentamiento corporal empiezan siempre por la cabeza y que el cerebro es nuestra zona erógena por excelencia.
Recientemente se ha descubierto que leer libros subidos de tono puede ser la mejor terapia para evitar el deterioro cognitivo que, inevitablemente, llega con los años. El psiquiatra Rafael Alarcón, coordinador de la sección de Gerontopsiquiatría de la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL), comentó en el V Congreso Panamericano de Gerontología y Geriatría, que la lectura de textos eróticos tiene la capacidad de despertar emociones. “Para eso, se utilizan funciones intelectuales como la memoria, la atención, la concentración, la capacidad de pensamiento simbólico y la imaginación. Se da lo que en ciencia llamamos neurogénesis y plasticidad neuronal del cerebro, algo que comprobamos con estudios por imágenes. A través de la lectura, los mayores se dan cuenta de que siguen existiendo, sintiendo y deseando”, explicó Alarcón.
Este especialista cita cinco razones poderosas para que la tercera edad se aficione a este género literario, más que a los sudokus, ya que estimula los sentidos y mantiene las reacciones corporales, activa las funciones cognitivas y evita su deterioro y contribuye a que los abuelos estén más motivados con la existencia y acepten la muerte. Rafael Alarcón y su equipo realizan talleres de lectura para personas mayores, a las que evalúan antes y después. Según cuenta este especialista al diario argentino La Nación, «tras un año con El marqués de Sade, Anaïs Nin o El Decamerón de Boccaccio, las personas mayores están más activas y el avance se da en todas las capacidades evaluadas: atención, concentración, memoria a corto plazo, abstracción, ideación, simbolismo, fantasía, capacidad de análisis, razonamiento, fluidez verbal y funciones ejecutivas. Además, se deprimen menos, sienten menos ansiedad y necesitan menos medicamentos
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